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lunes, 6 de julio de 2009

Locos por la NBA

El caso de Ricky Rubio no es bueno para el baloncesto. No puede ser que los jugadores, no sólo españoles, sino también europeos, se vuelvan locos por ir a la NBA. Se está demostrando que Europa tiene buena cantera de jugadores, los equipos son potentes y las selecciones tutean a la hasta hace poco intocable USA. Está claro que todavía es la mejor liga del mundo, pero la mentalidad de los clubes no es la misma que la nuestra, la pasión de las aficiones, las rivalidades –que también son lo atractivo del deporte- no tienen nada que ver con lo que vivimos en el viejo continente.

El joven Ricky quiere volar, pero no a cualquier precio, quiere ir a un equipo que le satisfaga deportivamente, sobre todo. Y eso es lo que no le ha cuajado en el draft. Por eso, a lo mejor se ve obligado a volver a la cuna donde ha sido mecido desde su nacimiento. El paso a la cama grande todavía le queda lejos. Además, las maneras que tantas veces criticamos, no son las adecuadas. Los clubes no tienen siempre la razón, pero lo que está claro es que si una persona firma un contrato, con una cláusula de rescisión del mismo, se debe cumplir. Por muy descabellada que parezca la compensación que debe recibir el club de origen por la libertad del jugador, a la hora de la verdad fue el propio Ricky quien la firmó. Por lo tanto, no queramos correr tanto, esperemos el momento y, sobre todo, dialoguemos con buena predisposición para el acuerdo, que nunca va mal.

Esa locura por ir a la NBA, la meca del jugador de baloncesto, espero que sea tratada con buenos fármacos, porque es injusto para el espectador y aficionado de equipos de nuestra geografía. Yo siempre he sido un defensor del baloncesto de base, de nuestras noticias. Creo que el tratamiento de la NBA ha estado siempre sobredimensionado. Está claro que tenemos jugadores en esa liga, pero no es bueno para la salud de nuestro baloncesto tener siempre el ojo pendiente de lo que pasa más allá del Atlántico.

UUN RECONOCIMIENTO. Quisiera acabar este post haciendo un reconocimiento público a la labor de un árbitro que cuelga el silbato: Manel del Amo, de Tarragona. Después de 25 años, este buen árbitro y excelente persona decide que se ha acabado su andadura vestido de gris. Le felicito por la decisión, porque no es fácil tomarla. En muchas ocasiones hemos hablado, Manel y yo, de este momento, y se hace extraño no comenzar la rutina de los mejores 25 años de su vida. Por suerte, su desvinculación será solamente como “hombre de gris”, porque continuará trabajando en la Delegación de Tarragona, con los árbitros noveles y los no tan noveles. Se pierde, eso sí, un buen árbitro y una buena persona en la pista. Mucha suerte, amigo Manel!!

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