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viernes, 16 de octubre de 2009

El prepartido

El prepartido es fundamental para hacer un buen arbitraje. Es importante que ambos árbitros hayan hecho un trabajo previo, antes de saltar a la cancha, para que el producto final sea bueno. Está claro que el feeling personal es un punto a tener en cuenta para el entendimiento mutuo. Si no existe simpatía por ambas partes es más difícil que la cosa salga bien. No obstante, la profesionalidad del árbitro ha de estar por encima de todo. Por lo tanto, el prepartido debe de comenzar en el momento de recibirse la designación del partido: según las normas internas, el árbitro auxiliar debe de ponerse en contacto con el principal para comunicarle su plan de viaje, y adecuarlo al máximo para coincidir el mayor tiempo posible juntos en la ciudad del partido –si es que no se puede realizar el desplazamiento desde el origen-. Una vez contactados, el día antes o dos días con anterioridad al encuentro es bueno ponerse nuevamente en comunicación para confirmar el plan.

El viaje se debe de hacer de la manera más cómoda posible, en lo que se refiere a no arriesgar un desplazamiento por apurar en el trabajo o cosa similar. Sin duda, un viaje realizado con prisas y nervios repercute, aunque parezca que no, en el partido. Comer juntos, pasear antes de volver al hotel para descansar, es fundamental para hablar de aspectos relacionados con cada uno de los equipos, repasar charlas o técnicas de comunicación entre ambos árbitros durante el partido... Salir con suficiente tiempo del hotel en dirección al pabellón también es una directriz a cumplir. El objetivo del viaje es arbitrar un partido, por lo que cuanto antes se llegue al pabellón, mejor; no vale la pena llegar tarde por querer apurar en la habitación o tomar un café, cuando ese tiempo perdido va a significar no realizar toda la liturgia previa al partido.

En el vestuario, la conversación del partido ya se debe haber hecho, prácticamente. Sólo quedaría repasar algún aspecto comentada previamente. El calentamiento es libre, pero muy importante para salir bien “enchufado”. Un mal estiramiento puede ser fatal para el desarrollo de la actividad física en la pista y, en consecuencia, para el propio arbitraje.

Cualquier decisión que uno no considere adecuada es importante que se lo comunique al otro árbitro. La comunicación verbal, así como la no verbal, es importantísima. Los tiempos muertos y los descansos entre cuartos se deben de utilizar, si son necesarios –en el caso de los minutos- para comentar cualquier cosa que se pueda corregir. Si no es necesario juntarse durante un tiempo muerto, mejor ubicarse en la posición adecuada controlando los equipos y la mesa de anotación y no juntarse para decir que todo va bien o que se debe continuar en la línea. En caso de duda, es mejor consultar primero con el compañero, antes de ir a la mesa para tomar una decisión. Cuantas menos situaciones de este tipo, mejor; claro está. Y así, hasta el final del encuentro, momento en que comenzaría el postpartido, que sería otro tema a tratar.

Es importante la comunicación entre árbitros. Los hay que son más tímidos, otros que son demasiado extrovertidos, también existen árbitros nerviosos, dubitativos, seguros o superseguros de sus actuaciones... No hay un prototipo perfecto de árbitro. Todo carácter tiene sus cosas buenas y malas. Lo que está claro es que el principal debe de tomar la iniciativa en la conversación, y que lo debe de hacer, sin duda. Existen casos en que los árbitros prácticamente no han hablado del partido hasta cinco minutos antes del inicio y eso es fatal. Los veteranos deben de aportar su experiencia a los menos expertos y ayudarles. Ya se sabe que cuantos más años arbitrando se llevan a veces cuesta más generar ilusión, transmitir conocimientos, pero se debe de continuar haciéndolo. En caso contrario, a lo mejor es momento de pensar en la retirada. La ilusión es fundamental para arbitrar y hacer unas buenas actuaciones. La falta de ilusión a menudo se demuestra en los temas de conversación que mantienen los árbitros durante la comida o los paseos. Son el termómetro de cómo irá el partido. Hablar de todo menos del partido no es lo más aconsejable. No obstante, seamos positivos y vivamos este deporte con ilusión y trabajo en la pista y fuera de ella.

El prepartido, pues, es fundamental.