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miércoles, 5 de noviembre de 2008

Sponsors

El otro día recibí una llamada telefónica del presidente de un club catalán que quería saber si era posible que un organismo público patrocinara al equipo senior. Me mostraba su queja de que en otras comunidades los clubs recibían más apoyo del que recibían aquí –en Cataluña-. No estaba falto de razón, ciertamente. Por desgracia -en este caso-, el hecho de que haya tanta competición, tantos equipos, tantos presupuestos altos, hace difícil que la Administración pueda ayudar a todo el mundo. Y si lo hace con uno, tiene cola en la puerta, ya que los otros no son tontos y desean el mismo trato. Hoy en día cualquiera se mueve, busca contactos de nivel para conseguir financiación para unos proyectos cada vez más ambiciosos.

Y a todo eso hay que añadirle la dichosa crisis, que está agravando todavía más el día a día de los clubs. El baloncesto ha andado siempre falto de recursos. Hasta con el equipo que va bien es difícil de encontrar alguien que decida invertir en promoción, en publicidad estática, en esponsorización. Se ha dado el caso de que empresas importantes han hecho aportaciones a clubs en secreto; es decir, con la condición de que no aparezca el nombre de la entidad por ningún lado y, claro está, sin que lo supieran otros clubs del mismo deporte o de otras disciplinas. Y si se consigue la esponsorización se llega a negociar a tal nivel que los clubs pierden hasta el nombre. Tenemos ejemplos no sólo en baloncesto. Personalmente, no encuentro bien que la negociación llegue a que un equipo sea una compañía de seguros o una marca de leche. ¿Cómo anima la afición? ¿Deja de decir el nombre de la ciudad, que es el del club en muchos casos, y pasa a corear una marca determinada? ¿Todo sea por el dinero?

El caso es que actualmente ni con la ayuda de los sponsors esponja –que lo absorben todo- se puede hacer frente a la situación económica, pero si se decidieran a apostar más empresas en el deporte, otro gallo cantaría. Yo creo que se debería llegar a un acuerdo con Hacienda por medio del cual las entidades que apadrinen a clubs tuvieran unos beneficios fiscales que superaran el 50% o el 60%. Si se está ayudando a entidades bancarias que han ganado mucho dinero, ¿por qué no hacerlo con los clubs deportivos, que por lo menos emplean el capital en actividades sin ánimo de lucro?